La evolución del consumidor en el mundo del Internet de las cosas
Por Rafael Tamames

Así como evolucionamos y logramos erguirnos sobre nuestras dos piernas de consumidores desde la Revolución Industrial, hoy la evolución parece consistir en no perder el equilibrio mientras caminamos con un pie en el mundo virtual y otro en el mundo físico.

La revolución digital es una avalancha de cambios provenientes de Internet, la geolocalización, la robotización, la inteligencia artificial y el Internet de las cosas, que están cambiando para siempre nuestra forma de relacionarnos, de comprar, de hacer negocios, de vivir nuestra cotidianidad.

La conectividad de todas las cosas hace que nuestro concepto de privacidad esté siendo fuertemente redefinido: nuestra imagen, nuestras comunicaciones, incluso nuestras casas se abren a esta nueva era de conectividad que promueve Internet y su intercambio de información constante con el mundo físico. No es difícil predecir que, en la medida de que más cosas estén conectadas, nuestras vidas cambiarán para siempre.

Estos cambios son irreversibles, profundos y global Países desarrollados como Estados Unidos alcanzan casi un 90% de penetración de Internet entre sus pobladores, para un promedio mundial de casi el 50%, de unos 3,731,973,423 usuarios en total. Esto significa que hoy la población urbana de todo el mundo se entera casi instantáneamente de cualquier cosa. Un acceso sin precedentes a la conectividad global.

El periodista argentino especializado en tecnología, Leandro Zanoni, describe en su libro Futuro Inteligente que para el 2025 nuestros cuerpos, junto a la gran mayoría de los objetos que usamos a diario, estarán conectados y generarán información en tiempo real, lo que provocará un cambio enorme en temas como la salud, el transporte, las compras, la producción industrial y el medio ambiente. Según Cisco, habrá unos 20 mil millones de objetos conectados para el 2020.

La gran cantidad de información disponible y la capacidad de procesarla irá cambiando radicalmente las reglas de juego. A más información recibida y procesada automáticamente en la nube, más eficacia y utilidad para los dispositivos; un círculo virtuoso de hiperconexión, auguran algunos analistas.

Se espera que seámos 800 millones para el 2020, una inmensa masa de consumidores hiperconectados en crecimiento, cada vez más conscientes de los grandes retos que enfrenta el mundo en materia de sustentabilidad y menos tolerante con las fallas que atenten contra asuntos relacionados con la ética, la salud, sus comunidades o el medio ambiente.

Por su parte, las interfaces empiezan a migrar de las pantallas hacia todas las cosas con las que interactuamos. Junto a ellas, la estadística y la datificación toman un papel preponderante.

En este contexto, la disputa comercial ya no solo será por un usuario en múltiples pantallas, sino que será por cualquier dispositivo conectado a la nube o cualquier contenido en cualquier parte del mundo.